jueves, 26 de marzo de 2009
Crece la fiebre pandémica del uranio en tierras Mapuches
UVA PRESS
Argentina
Parece que la locura no tiene límites, esta noticia es verdaderamente alarmante, aparte de ser una verguenza nacional.
LA FIEBRE DEL URANIO
Viveza santacruceña para la explotar suelo mapuche
La empresa estatal FOMICRUZ firmó un contrato con el cacique de la Reserva Laguna Sirven. El jefe indígena es analfabeto y nunca recibió el dinero acordado.
El cacique José Ricardo Lamonau es analfabeto y cuando la minera estatal FOMICRUZ le acercó un contrato para la explotación de uranio en su campo estampó su dedo gordo entintado en el lugar de la firma.
Así autorizó a que desde el 1º de noviembre de 2008 al 11 de septiembre de 2009 Fomento Minero Santa Cruz pueda explorar el suelo en Estancia Laguna Sirven (una reserva Mapuche). Cuando tiempo después el ministro de Planificación Julio De Vido anunció que en Santa Cruz se produciría uranio sólo puso en palabras una actividad que el gobierno provincial ya estaba llevando a la práctica.
El artículo 3º del contrato que lleva la huella dactilar de Lamonau determina que “en concepto de retribución por el permiso concedido se abonará (al cacique) la suma de $ 42.900, pagando el 50% a la firma de acuerdo y otro 50% a los seis meses” de vigencia del acuerdo, que además es renovable por períodos consecutivos de 12 meses.
El jefe mapuche jamás vio ese dinero (sólo recibió un adelanto de $2.000), según denuncian sus hermanos y otros integrantes de la comunidad, quienes se enteraron de la existencia del convenio de pura casualidad.
“Es un hombre que no es capaz de distinguir entre un billete de 10 pesos y otro de 100”, le contó a Criticadigital la concejal del municipio de Las Heras Graciela Artiles, quien junto a otros ediles se reunió con la familia Limonau luego de ser consultada para proceder a la nulidad del acuerdo por tratarse, una de las partes, de una persona “inculta que no tenía conocimiento de lo que firmaba”.
Los miembros de la comunidad mapuche también le manifestaron a los concejales su rechazo a la exploración del suelo y la explotación de aquellos recursos que estén dentro de sus tierras.
Limonau guarda una copia del convenio pero dice no recordar quien firmó por parte de la empresa minera (lo hizo el Miguel Angel Ferro, presidente de FOMICRUZ) aunque sí recuerda que al momento de la firma se encontraba “Lalo” (el intendente de Las Heras, Teodoro Camino), quien —según una fuente consultada por este medio— “desconoce la existencia del contrato”.
Laguna Sirven está situada a 60 kilómetros de la ciudad de Las Heras al norte de Santa Cruz y muy cerca de allí también se encuentra la reserva del campo San Rubén, cuyos habitantes también se mostraron preocupados por la probable explotación de uranio en la zona.
“En realidad hace ocho meses que están trabajando”, confirmó Víctor Paisman, miembro de la comunidad Tehuelche, quien explicó que a fines del 2008 fue inaugurada Minera Santa Cruz de FOMICRUZ “desde donde extraen rocas con uranio que luego son llevadas afuera —a traves del puerto de Caleta Olivia— para ser procesadas”.
Paisman es dueño del campo San Rubén de 2.500 has situado a 30 kilómetros del yacimiento de exploración de uranio y cuyo titular, Francisco Vera, es su tátara abuelo.
“Que contaminan es un hecho. La minera opera en esta zona adonde hay fundamentalmente muchas aguadas y manantiales y toman agua los animales. A la larga, dentro de unos años, seguramente las napas se van a contaminar”, sostiene.
La concejal Graciela Artiles reconoce que la noticia de la exploración de uranio en Laguna Sirven también la sorprendió “nos enteramos cuando lo anunció el ministro De Vido”, confesó. Dijo que si bien el cacique rubricó el convenio con FOMICRUZ, los restantes miembros de la comunidad aborigen no están de acuerdo con autorizar las tareas en su campo.
“Las autorizaciones son unos formularios con membrete de la firma Mercest S.A., con domicilio en la Ciudad de Buenos Aires en avenida Córdoba 1154 4º “A”, adonde figura una contadora de nombre Bello Knoll”, puntualizó la edil.
Por Por Héctor Barabino
Fuente Diario Critica
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